jueves, 24 de mayo de 2012

"El último disco es una crónica sobre la inminencia del desastre"

Entrevista que le hice a Ariel Minimal, cantante y guitarrista de PEZ, previo a su segunda presentación en Santiago.

Al igual que hizo a lo largo de toda su carrera Ariel Minimal huye despavorido de las posturas. Eso que hizo de Pez una banda “de culto” se refleja en una forma de transitar el camino de la música, alejado de los clichés de rockstar y enfocando su fuerza en una obra prolífica, repleta de sorpresas, colores y lugares y en una banda que actúa como un músculo ejercitado con tesón durante casi dos décadas.

Con quince discos en su haber, Pez logró autodenominarse de una manera inmejorable en su primer disco en vivo “Para las almas sensibles” cuyo eslogan rezaba “29 canciones y ningún hit”. Y es así, la agrupación que completan Fósforo García (bajo), Franco Salvador (batería) y Pepo Limeres (teclados) no suena asiduamente en las radios de moda ni formó parte ni por un segundo a lo largo de su historia del mainstream rockero nacional. Minimal quizás haya alcanzado la cúspide de su popularidad como guitarrista de Los Fabulosos Cadillacs, una etapa breve, pero que le alcanzó para dejar marcada a fuego su particular firma en discos como “Fabulosos Calavera”.

Y Minimal toca. No pierde el tiempo en nada que no implique el hacer música. El inicio de esta entrevista lo corrobora. -Llamame en 15 minutos, que voy a estar en el taxi yendo a un show y podemos hablar tranquilos-. Uno imagina ese pulso hiperquinético aplicado a la cotidianidad. Tomar la guitarra y salir en búsqueda de ese taxi que lo llevará a un nuevo escenario. Los quince minutos pasan y la charla comienza. Con la misma calidez y el mismo nervio que exhiben algunas de sus canciones.

-Estoy yendo a tocar con Flopa (Florencia Lestani, una de las artistas con las que se asoció para dar forma a un nuevo proyecto paralelo) y después ya partimos para Santiago.

-¿La idea es presentar el nuevo disco? -No, la idea es tocar. Imaginate, es la segunda vez en 19 años que vamos a Santiago. No tendría sentido tocar solamente temas del nuevo disco. Vamos a tocar todo lo que se pueda.

-El título del nuevo disco “Volviendo a las cavernas” hace referencia al regreso al sonido original de Pez, más crudo, más rockero. -En realidad tiene que ver con todo lo que hablan las letras.

-En esas letras hay un mensaje común. Como una señal de advertencia. - El desastre está a la vista de todos. El disco es, digamos, una crónica sobre la inminencia del desastre (risas) no tiene sentido que yo lo relate porque cada uno agarra la quiere del disco.

-¿Te gusta la idea de compartir escenario con varias bandas? -Lo hacemos todo el tiempo. Es algo personal, no particularmente de bandas. Nos nutre el compartir con gente, conocer nuevas personas y artistas.

-¿Disfrutás todavía lo que representa viajar por el interior junto con los integrantes de Pez? -Te diría que recién estoy empezando a hacerlo como me gusta. Estoy disfrutando a full. El plan de este año es no grabar un disco y viajar mucho, tocar en todos los lugares posibles.

-Muchos te consideran el sucesor natural de Spinetta ¿Qué opinas de eso? - (Piensa) ¡Patrañas! El sucesor de Spinetta es Dante ¿Yo que tengo que ver? Me gusta su obra, como me gusta la de Charly, la de Miguel Abuelo, la de Pappo y la de Miguel Cantilo, pero sinceramente no es un lugar en el que me interese estar. No reniego de cierta influencia, si es que hay, pero hay influencias de todos los que nombré. El rock de la década del 70 nos gusta mucho y abrazamos eso, pero yo no estoy para suceder a nadie, ni en pedo. No me interesa estar en ningún lugar que no sea el mio, el que yo me generé.

¿Cómo conviven tus nuevos proyectos, tanto solista y con Flopa, con Pez? Conviven bien. Uno los hace convivir con una agenda ordenada, así camina todo. Me encantaría ir a Santiago con Flopa por ejemplo. Ahora estamos tocando en Capital pero a partir de agosto tenemos la intención de estar en todos los lugares que podamos.

Ariel, gracias por tu tiempo. Elegí un tema del último disco para ilustrar la nota “De cómo el hombre perdió”, la primera canción del disco.

martes, 22 de mayo de 2012

"Logramos que nuestras influencias se transformen en nuestra propia imagen"

Entrevista que le hice a Barbi Recanati, cantante de Utopians, durante su visita a Santiago.

El sonido crudo que Utopians plasmó en sus discos a lo largo de su carrera -que ya suma suficientes años como dejar de considerarlos erróneamente una “banda nueva”- se contrapone con la simpatía con la que Barbi atiende el teléfono para ser entrevistada. La sonrisa se adivina del otro lado y convida a un diálogo distendido que bien podría extenderse por años, recorriendo una vida repleta de viajes, música, discos, cine, arte y figuras de acción de los Caballeros del Zodíaco. “De chica tenía al caballero de Sagitario, en serio”, dice entre risas.

Ese universo particular es el de la cantante, guitarrista y frontwoman de Utopians, Barbi Recanati "somos una banda de “rock-rock” define, escapando de cualquier etiqueta e imprimiendo, como a todo su trabajo conocido, un sello personalísimo.

La historia de Utopians comienza hace años, en una fábrica abandonada que vio dar a luz los primeros ensayos y canciones de la banda -de ahí el nombre de sus primeros EP “Factory”- y traza una línea hasta el presente. Una línea que no es recta sino repleta de curvas y detalles. De lugares y sensaciones.

-En el medio de la realización del primer disco hicimos un viaje a Europa que nos ayudó a conseguir el dinero para editarlo. Queríamos ver un lugar que no sea Buenos Aires para hacer música. Un lugar mejor. Lo curioso es que volví convencida de que Argentina era el lugar donde teníamos que tocar, donde había un montón de cosas que nos gustaban para escribir. Es por eso que lo que más nos gusta es tocar en el interior del país. Nos divierte mucho viajar porque además eso nos permite no sólo cambiar de locaciones sino no repetir experiencias. Al salir, es siempre como una primera vez, porque en el tiempo que transcurre desde que dejamos un lugar y volvemos, pasan muchas cosas . Como músicos nos da mucha experiencia y la idea es que la segunda vez siempre sea mejor que la primera.

-¿Cómo manejas ser la cara visible de Utopians, qué cuando se hable de la banda se piense directamente en vos?-No es algo que haya meditado mucho. Cuando eramos chicos y nos invitaban a una radio, siempre íbamos Gus (Gustavo Fiocchi, guitarrista de la banda) y yo. Fuimos quienes encaramos la parte social de la banda, por así decirlo, pero fue algo que se fue dando de manera natural. En realidad todos los aspectos de la banda siempre se dieron muy naturalmente.

-¿Cómo influye al momento de componer lo que tomas de otras vertientes artísticas? -Por suerte lo que logramos con Utopians es que nuestras influencias se transformen en nuestra propia imagen. Tener nuestra propia personalidad de tanto haber robado por no decir inspirado. Robado desde el lugar más inocente, obvio (risas) y es que hay veces que haces un tema y te sale igual a alguno que escuchaste en algún disco.

- ¿Y qué música escuchan los miembros de Utopians?-Un poco de todo. Desde metal hasta pop. El nuevo indie es quizás lo que menos escuchamos, pero fuera de eso creo que escuchamos todo. Mario (bajista de la banda) estuvo involucrado con el folclore, Gustavo con el tango.

-¿Cuál es la expectativa de venir a tocar a Santiago del Estero por segunda vez?-Cuando nos juntamos a ensayar hablábamos de eso. La idea es adelantar lo que va a ser el nuevo disco pero vamos a tocar temas de discos anteriores también. Estamos muy ansiosos por ver cual es la respuesta de la gente que ya nos viene escuchando.

-¿Y del nuevo disco “Trastornados” que nos podes adelantar?Nos sentimos muy cómodos, no tomó muchos años hacer un disco de esta forma. Somos felices con haberlo terminado, Es mucho mejor que lo anteriores. El mejor sin dudas. Un disco de rock, disfrutable a nivel sonido y muy cancionero.

jueves, 10 de mayo de 2012

El milenio de los superhéroes

Y finalmente llegó. Tras el largo (pero original) derrotero que antecedió a su producción y lanzamiento y que incluyó cinco películas, el largometraje de uno de los grupos de superhéroes más importantes del universo Marvel fue estrenado provocando una explosión de testosterona nerd alrededor del globo, que se traduce en una taquilla despedazada y medios no especializados haciéndose eco de una cinta de este tenor.

Hulk, Iron Man, Thor, Capitán América, Hawkeye, Black Widow, Nick Fury, Loki y su ejército Chitauri transforman la pantalla en una enorme viñeta, o mejor aún, en una página doble repleta de detalles, héroes, explosiones y embebida en la más pura energía cinética. El resultado es un blockbuster monstruoso donde la acción y la comedia van de la mano y que se sostiene no solo por un guión previsible pero sumamente dinámico, sini por una avalancha de bienvenidos FX, la interpretación de un Robert Downey Jr. que pareciera haber nacido para encarnar a Tony Stark y la excelente utilización de Hulk, personaje que los guionistas (al fin) comprendieron a la perfección, explotándolo desde todas sus aristas en un 100% y convirtiéndolo en uno de los puntos más elevados de la película.

En ese sentido, Joss Whedon dirige con buen pulso un largometraje que por previsible, no deja de ser motivo de disfrute para quienes gustan del cine de ciencia ficción y hacen del género fantástico una suerte de culto. Y probablemente es porque resulta absurdo pretender encontrar en “The Avengers” algo más que los componentes que le dan forma. Principalmente tras cuatro años de películas que sirvieron como antecedentes y permitieron trazar una idea de lo que sería el resultado final. Estamos ante una producción llamada a romper récords de recaudación y demostrar que los recursos actuales permiten que el séptimo arte refleje el contenido de una historieta, por muy descabellado que sea.

Por eso el objetivo primario que parecía perseguir la elaboración de un film tan ambicioso, probablemente ha sido cumplido. Así como la DC Comics -a través de Warner Bros- dedicó a hacer una reparación cinematográfica de uno de sus personajes emblemáticos como Batman, produciendo cintas que ya son consideradas obras maestras por motivos que he enumerado en críticas pretéritas, Marvel optó por producir incansablemente películas (alguna de una calidad irrisoria, como las dos partes de Ghost Rider) de la mayor cantidad posible de sus personajes.

Y no está mal. Si trazamos un paralelismo, algo similar sucedió en la historia de ambas editoriales. Fue DC quien a partir de 1984 tomó la lanza y publicó historietas como Watchmen, V for Vendetta o The Dark Knight Returns, entre tantas otras que marcaron un rumbo a seguir y significaron un quiebre en la manera de hacer, consumir y, por sobre todas las cosas, considerar a la narrativa dibujada. Mientras tanto, Marvel hacia lo propio pero desde otro lugar, con historias no tan explícitas pero que permiten una segunda lectura, como “Squadron Supreme” de Mark Gruenwald, sólo por citar alguna.

En ese afán comparativo -y sin la intención de que suene como un ejercicio maniqueísta- en el cine reciente de ambas editoriales ocurre algo similar. Marvel apunta sus cañones a la producción de películas que puedan enmarcarse sin dudas dentro del género fantástico. DC, se anima a alejarse (a veces) de las convenciones de ese género -sin abandonarlo, claro- aspirando a convertir sus películas en pequeñas gemas que llamen la atención de un público más crítico y adulto.

Con esta distinción hecha, se podría decir que “Los Vengadores” es una gran película de superhéroes. Pochoclo de calidad realizado si mayores aspiraciones. Una catarata de efectos visuales tremendamente logrados y puestos al servicio de un género que encuentra en la modernidad las herramientas necesarias para explotar al máximo.

Probablemente, sea ésta la primera de muchas cintas por venir, y que permitirán un análisis más estricto. Pero de lo que no hay dudas, es de que será recordada como la primera gran película basada en un grupo de superhéroes, lo cual teniendo en cuenta la extensión del camino recorrido por el séptimo arte, ya es mucho decir.