
No obstante, aun emplazados en el que quizás sea el sillón más cómodo destinado a las glorias del rock, sus integrantes supieron a través de sus discos solistas sublimar lo que quedó debajo de las mayores bondades que la música puede ofrecer, esas que exceden las netamente artísticas.
Tanto Jagger, como Wood y en especial Keith Richards, dibujaron en sus discos solistas todo eso que la voraz máquina Stone amenazaba deglutir.
"Crosseyed Heart" es el ejemplo paradigmático de ello. Keef logra nuevamente mostrar la mejor versión de si mismo, con un disco que no escapa a las convenciones sonoras que el mismo escribió y que por ende lleva la firma inconfundible de un genio creativo.