Es difícil al
intentar escribir una reseña de Django Unchained no
autoreciclarme. Porque para dar un contexto a esta nueva película
de Quentin Tarantino, parece inevitable subrayar el enciclopédico
conocimiento que el autor tiene de géneros como el western –y su
subgénero más celebrado, el Spaghetti- el cine de artes
marciales y la estética de la novela negra y el movimiento
blaxploitation, como ya lo hice anteriormente.
Sin embargo, y a
diferencia de sus trabajos pretéritos, esta vez Tarantino
apuesta a rendir tributo al árido cine de Sergio Leone y Clint
Eastwood. Con su particular visión de un universo repleto de
etiquetas, quiebra el molde con la descabellada propuesta de un
cowboy negro montando en pelo en el segregacionista sur de los
Estados Unidos de mediados del Siglo XIX.
Así, con la idea
puesta sobre la mesa, despliega nuevamente su arsenal de recursos
técnicos y estéticos para dar forma a un cúmulo
de ideas originales que transitan un derrotero narrativo ágil
y sin fisuras. Un ejercicio cinematográfico que si bien hemos
visto en sus anteriores películas, está en este caso
trabajado en función de evitar la repetición cíclica,
sin que esto signifique renunciar al sello distintivo y ya casi
nobiliario del universo Tarantino.
En su película más
larga (mas no más ambiciosa) el director recorta con una
tijera cuyo filo asomó también en “Inglourious
Basterds” un universo paralelo. Como en su anterior trabajo donde
un grupo de judíos cazaba nazis en la Francia ocupada, en este
contexto un esclavo negro obtiene su libertad y vestido de cowboy
mata blancos por dinero y, por supuesto, por venganza, sentimiento
que ha emergido casi como un leitmotiv
en los guiones del director. Locuras fuera de contexto que hacen a la
historia y que gracias a la buena conformación de los
personajes, no parecen descabelladas aún siéndolo.
Y ese logro es en gran
medida mérito del excelente trabajo individual de los actores.
Enorme Christoph Waltz en el papel del doctor King Schultz, un
cazarecompensas disfrazado de dentista que destaca no solo por sus
finos modales e histrionismo sino también por su particular
manera de asesinar gente con una afable sonrisa que acentúa
una sangre fría escalofriante. No es casual que se elija
siempre hablar de Waltz ante que del Django de Jamie Foxx. Si bien el
moreno no desentona es eclipsado totalmente por el austriaco, y
también por un Samuel L. Jackson delicioso, caracterizado como
un esclavo de 75 años que ha pasado toda su vida bajo al
servicio de una familia acomodada y cuya idea segregacionista es tan
radical como la del más rancio terrateniente blanco del sur
yankee. Un negro que delezna
a los negros. Una contradicción antropológica absurda
que asusta por su verosimilitud con el (absurdo) mundo real.
Tarantino vuelve a hacer
cine con los zapatos (en este caso las botas) del fanático
orgullosamente puestas. Vomita en la pantalla la estética
distintiva del Western, con planos generales de los interminables e
inhóspitos caminos que transitaban caballos y diligencias y
una fotografía destacable que por momentos recuerda mucho al
volumen 2 de “Kill Bill”, así como el tiroteo en la casa
mayor del bastante insípido Monsieur Candie de Leonardo
DiCaprio, remite directamente a la épica batalla de Beatrix
Kiddo/The Bride con los Crazy 88, en el volumen 1 de la perfecta
película que beatificó a Uma Thurman. El inicio de la
cinta remite directamente al “Río Bravo” de Howard Hawks y
la inclusión de Franco Nero es un guiño para fanáticos
acérrimos que disfrutaron de la original “Django” de
Sergio Corbucci.
El homenaje a las obras
que lo formaron como realizador, vuelve a rendir sus frutos en esta
(¿la última?) cinta. Llamado a ser uno de los
directores contemporáneos más consecuentes en su
trabajo, capaz que atraer al crítico más cerrado y al
público masivo en igual medida, en “Django Unchained”
Tarantino sirve una mesa repleta de vino rosso y apetitosos
spaghettis.
3 comentarios:
Coincido plenamente con tu comentario. Verlo a Franco Nero fue espectacular. Me hubiera gustado que apareciera el Venerable Clint y don Giuliano Gemma. Pero, bueno, el loco divino de Quentin se me hace que, como Kill, hará dos partes de este Django y pondrá a esas glorias del spaghetti. Que así sea.
Me encanto Django! y me encantan tmb esos papelillos que hace Quentin en sus pelis!.........y sabes que maaaasss??? Me encantooo la critica!
Genial DJango... Muy buena entrada, por cierto ;)
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