lunes, 2 de junio de 2008

Albert King en el bar

Fragmento de "Páginas Ajenas" novela inconclusa de mi autoría

- Es Posible, puede lograrse... no es antinatural en absoluto – Dijo finalmente.

Me mantuve callado, impasible, con la certeza de que Adrián me lo diría todo. No había necesidad de indagar, él siempre me lo decía todo.

- Hace algunos años, cuando comencé a tomar clases de guitarra, ¿Te acordás? –Asentí con la cabeza. – Pues bien, quien era entonces mi profesor, no era sino un crío, uno de esos jóvenes virtuosos que de un día para otro se convierten en una suerte de enciclopedias musicales. Era un chico muy callado y cuando comenzábamos las clases no hablábamos sino de lo concerniente a la guitarra y mi aprendizaje, supongo que fue esa una de las razones por las que nunca aprendí a ejecutarla, ya sabes como soy, siempre intentando conocer a las personas, más aún cuando se trata de personas peculiares, como lo era este muchacho. – Llevó su cigarrillo a la boca y aspiró una profunda bocanada de humo, se detuvo pensativo nuevamente blandiendo la luciérnaga frente a mis ojos. - ¿Te has dado cuenta como quien ejecutaba su guitarra el músico de hace un momento, cual era su estilo? – Me pregunto.

No sin cierta vanidad, y jactándome de mis conocimientos de música respondí, sin abandonar mi expresión casi soberbia.

- Albert King –

- ¡Albert King! – Respondió Adrián dejando escapar una sonora carcajada al unísono que con su mano derecha golpeaba la mesa, sacudiendo el whisky en los vasos. – Así es, como Albert King – Repitió sin dejar de reír.

Esperé que su excitación se esfumara, con la plena seguridad de que el relato continuaría camino adelante. Dejé que Adrián riera, como quien abona el terreno de lo que vendrá. Bebió de una vez el contenido de su vaso, frunció la nariz al momento que el dorado liquido atravesaba su garganta y continuó.

- Una tarde llegué a la casa que el joven compartía con otros amigos, también músicos presumo, y observé algo muy curioso. La puerta de la casa se encontraba abierta de par en par, y dentro de ella mi inmensamente extraño profesor, con el torso desnudo y una barba de tres días, luchaba con un televisor lo suficientemente grande como para causar problemas a quien intente cargarlo, me detuve en el umbral de la puerta mirando aquella escena e intentando comprender que demonios intentaba hacer aquel cristiano, cuando finalmente comprendí que estaba poniendo el televisor al revés, patas arriba como dicen algunos, sobre la mesa. – Aspiró la última bocanada y apagó el cigarrillo en el cenicero metálico, exhaló una nube espesa de humo y prosiguió. – Cuando colocó finalmente el televisor la posición deseada, se apoyó sobre la mesa lanzando sonoros resoplidos y cubierto de sudor, el trabajo lo había dejado exhausto, fue entonces cuando reparó en mi presencia, y sin dejar su cómoda posición, hizo un ademán con la cabeza indicándome que entrara. Así lo hice, y me senté en el sillón como siempre, pero sin dejar de prestar atención en lo que el muchacho hacía... comenzó a conectar no sin cierta dificultad una video casetera, y cuando terminó, introdujo un video en muy mal estado en la misma. El televisor reprodujo obediente las imágenes, las cuales, a menos que sepas mantenerte parado sobre manos, no entenderías en absoluto puesto que estaban dadas vueltas, completamente al revés, y al cabo de algunos segundos pude darme cuenta que se trataba de un recital de Albert King, ahí estaba, soberbio sobre el escenario con su clásica Gibson reposando sobre sus manos, y atrapando notas en el aire con su mano izquierda. Ya sabes que era zurdo para tocar, como Hendrix, pero con la diferencia de que Albert no cambiaba el orden de las cuerdas, simplemente se limitaba a tocar con una guitarra pensada para diestros, tomándola de manera inversa, es así que las notas convencionales, las hacía de una manera para nada familiar para el músico diestro. El joven trajo su guitarra y se posó frente a la pantalla del televisor, y tras algo así como quince minutos, que para mí pasaron como si de segundos se tratara, se levantó hecho una furia, insultando al aire y apagando el televisor con tanta brusquedad que este casi cae de la pequeña mesa de madera.

Adrián ya no pudo contener la risa e hizo sonar en el lugar la tercera carcajada de la noche, esta vez no pude evitarlo y algunas pequeñas risotadas también se escaparon entre mis labios, que mordía con inclemencia para evitar reírme con todas mis fuerzas.

- Se acerco a mí agitando los brazos en el aire, y gritando que lo que Albert King hacía no era natural, que no era posible que todo lo que un guitarrista convencionalmente hacía con su instrumento, él lo realizara exactamente al revés, ¿Comprendes? Cualquiera que conozca a Albert King, sabe que no sólo tocaba con las cuerdas invertidas, sino que estiraba las cuerdas hacia abajo. – Comenzó a reír sonoramente una vez más - ¿Te das cuenta? ¡No se trataba sino de una suerte de desilusión amorosa musical! ¡Había dado vuelta el televisor no solo para mejor comprender la técnica de Albert King, sino para robarle las notas, y ante la impotencia de no poder hacerlo, comenzó a despotricar contra aquel genio de la música como si del culpable de todos sus males se tratara!.

Esta vez dejé escapar mis risas a todo vapor, uniéndolas con las de mi amigo en un coro hilarante que una vez más llamó la atención de la gente del lugar. Era fantástico creerse solos, era algo que nos pasaba a menudo, y de lo que no caíamos en cuenta sino hasta reparar en las miradas hostiles de nuestros vecinos de mesa.

- El joven que tocó su guitarra hace unos momentos- Dijo Adrián señalando con su índice el escenario ahora vacío. – Tocó con esplendor, lo hizo, salvando las diferencias, como lo hubiera hecho Albert King, y estoy seguro que no tuvo necesidad de dar vuelta el televisor. – Dijo dejando de lado cualquier comicidad y tomando un semblante serio e inquietante – Lo que Albert King hacía, se llamaba genialidad. Nada de eso es “antinatural” pero como vos sabrás con certeza mi querido amigo, es una constante en las personas escandalizarse de aquello que no comprenden, de lo que la naturaleza otorga a ciertos privilegiados como un don, para ser apreciado como tal y que sin embargo es pisoteado por aquellos imbéciles que no tienen la suficiente capacidad neuronal par interpretarlo. A lo largo de la historia, en diferentes ordenes claro está, podemos ver estas escenas repetidas. Ahora, movilizada por la desilusión de un joven músico que por no poder ejecutar lo que no está a su alcance, despotrica contra ello.-

Un silencio se adueño de nuestro diálogo durante algunos segundos. Finalmente pregunté. – Sin embargo, aquel muchacho adoraba a Albert King. ¿No es así? –

- Tanto peor – Repuso con firmeza Adrián. – Eso entonces, mi querido amigo, es para mí el repugnante de los siete pecados. Y envidia es su nombre. -

17 comentarios:

Natalia, dijo...

jajajaja qe genio q sos!!!!!!! el peor d los 7 pecados lo siento yo, xqe escribis como los dioses!(aunqe claro está qe no se como escriben los Dioses) asi qe nada, escribis bien y dejemoslo ahi asi no sigo embarrando la cancha con palabras innecesarias.


Silvia, lo elegi, xqe es un nombre musical y ademas es nombre de una maestra que conoci yendo a San Juan y me contó que se iba toda la semana que no veia a sus hijos, y se qe exagero mucho pero bueno..es ficción, es lo lindo de la ficción.

besos poderosos Silvio.

Leticia dijo...

Me gustó lo de "novela inconclusa", yo siempre quise escribir una, aunque sea así, inconclusa...con la esperanza de que algún día se completará.
Un lindo texto, una genialidad la de Albert King.

Saludos Silvio!

bEtH dijo...

Hola! Muchas gracias por tu comentario y visitar mi sitio
elizabethrivero.blogspot.com

Espero verte más seguido por ahí y leer tus comentarios.

Saludos

Anónimo dijo...

Está muy bueno el artículo. Vos sabes que colecciono recitales en dvd, y cuándo una vez conseguí uno de Albert King, me puse a verlo y lo que me impresionó fue cuándo comienza a tocar el primer tema. Me llamó poderosamente la atención el ver cómo pasó su mano izquierda por las cuerdas de su guitarra, cómo quien deja caer los dedos sobre cualquier cuerda, sobre cualquier traste, produciendo notas al azar y estas sonaron a un muy buen riff de blues. Lo que quiero decir es que el tipo tocara lo que tocara, le salía a Blues. Sin un mínimo de esfuerzo!! literalmente al tipo le fluye el blues de los dedos. Y eso es sumamente admirable y envidiable.

Saludos.

nohaynombre dijo...

Silvio QUERIDO
ME GUSTÓ TU POST
(LO ENTENDÍ, CREO :p)
Lo peor de la envidia es que contagia,cuando uno va a un show de algun virtuoso siempre los elogios terminan en un "pero" o algo por el estilo
y eso es tan común que me enferma
What a fuck!
No es más productivo aprender de estos sujetos?

carpe noctem

Anónimo dijo...

No tengo idea de quienes ALbert King ya te encargaras de sacarme de la ignorancia....pero me gusto lo q escribiste y te dejo un gran beso...siempre voy a pasar y aunque sea un saludo tevoy a dejar...te quiero,.. segui escribiendo..
BESOS Liita

trendeabismo dijo...

silvio maxo soy yo= maxi =trendeabismo
entre con la cuenta de él
:P

Anónimo dijo...

“El Blues es la música que me cura, cuando sangro por dentro;
El Blues para el sangrado y cura las heridas;
Si me siento bien el Blues me hace sentir mejor;
Es la música más directa, emotiva y reanimante que he escuchado.
Tiene tanta profundidad emocional de una manera muy sencilla.
Tiene que ver con hacer que tu alma sea mejor.” (Breuce Iglauer)El Club del Blues . Anibal Aguirre

Anónimo dijo...

yo no sé interpretar notas como para distinguirlas en las escalas, pero sé a mi pobre entender que Albert King es de esas personas que fueron bendecidas vaya a saber por que divinidad con un don tan maravilloso como la música, mas especificamente el blues y como dice el gran maestro (y tio de cariño) Anibal, capaz de curar y hacernos disfrutar.

aunque Adrian no haya entendido o sienta envidia, no creo que sea de esa envidia capaz de lastimar o de matar sin remordimientos.

es mas bien una especie de envidia por mejorar y valorar aunque sin entender de donde proviene el talento de otros.

te quiero porque fuiste la persona que me acercó al blues en profundidad.

Anónimo dijo...

Brooooo!!!! que grande me dejaste sin palabras, una hermosa genialidad lo que escribiste, y que tristeza lo de bo sad2 :( pero increible como no le pasaste al bro ese libro??? mmm2 jaja buen compadre un abazo enorme y amen por albert, por stevie, por bo y por el blues =) bro2 toy2

Natalia, dijo...

pero creo qe eso de darse cuenta de qe el otro sigue siendo el otro y de que vos seguis siendo vos se da cuando superas al otro.

asumo, espero...qe se yo!

besos Silvio.

Anónimo dijo...

Deberias tomar los comentarios que personas que no saben escribir dejan bardeandote con la importancia que ellos le dan a la ortografía.

Seguramente son "SNOBS" con resentimientos por no poder lograr algunas cosas que vos tienes. Quizas ligue tambien por decir esto pero yo que te conozco en demasia se que apenas puedes organizar tu vida.

Lo que si me sorprende que esta gente te culpa de joderla y de que no le interesa lo que vos hagas pero sin embargo te incitan a ocuparte de tu vida y se preocupan por lo que vos haces, sino de otra manera no entrarian al blog cambiante como el clima...

quedate tranquilo hermano, esa gente tiene resentimiento y quizas se esconde en el anonimato, porque nunca tuvo identidad.

Te amo! =)

Anónimo dijo...

Silvio:
Te estoy hablando por el msn, y vos... nada. A donde fuiste? A ocuparte de tu vida? A vos te parece? Ir a ocuparte de tu vida cuando en este preciso instante te estoy increpando a que te ocupes de la mía?
En fin... espero que sigamos ocupandonos mutuamente de nuestras vidas y de la gente de la que queremos.
Y con la misma intensidad, deseo que nunca, pero nunca jamás, tengamos que ocuparnos, preocuparnos o interesarnos de quienes nos lastiman, y mucho menos de quienes se ocultan.
Te quiero, te quieor, te quiero...

Anónimo dijo...

Se nota la voz del autor implícito, de tus ideas sobre la mediocridad. Me gusta cuando la gente trata de ver lascosas desde otra perspectiva.
No se me hubiera ocurrido dar vuelta un televisor.

Marcela dijo...

Excelente.
¡Y es absolutamente cierto!
Si me habré cruzado con personas tan envidiosas que terminan detestando a quienes admiran.
Saludos. Me gusta mucho como escribís.

Anónimo dijo...

Tu novela inconclusa me gusto muchísimo, una vez mas: sos muy bueno escribiendo!!!! y la verdad que gente con envidia lamentablemente sobra en este mundo...antinatural??? tal vez seria no saber apreciar a estos genios de la musica... mientras tanto escuchemos Albert King y como Tú dirias:... perdámonos en la inmensidad de la música...

Anónimo dijo...

Recuerdo que cuando agarré la guitarra por primera vez, el instinto me llevó a acomodarla entre mis manos tal como la toca Albert, hasta que mi hermano me dijo "no no, con la izquierda se presionan las notas y con la derecha se tocan las cuerdas", algo que en el momento me parecía totalmente antinatural... no seré un genio limitado por paradigmas y convenciones sociales...?
A darle un final al cuento. Se me ocurren al menos un par. Abrazo.
Lisandro